Llegó otro año electoral: ¿Lo vas a cagar de nuevo?

Los votantes estadounidenses ya dejaron la mansaca en su elección. No dejamos la misma mancha de mierda aquí

 

Probablemente has vivido durante una elección gubernamental. Incluso, hay una alta probabilidad de que hayas participado en una (o lo harás luego). Y, apuesto que, pese a tu esfuerzo de hacerlo bien, lo hiciste mal.

Lo que sigue es una exploración algo profundo (o, por lo menos largo) del voto (en general y en Chile). Si solo llevas una idea, un concepto, una novedad de todas estas palabras, por el amor de _________, fíjate en las palabras maravillosas del político y sindicalista estadounidense Eugene V. Debs, cuando dijo:

Es mejor votar por lo que quieres y no obtenerlo que votar por lo que no quieres y recibirlo. (Eugene V. Debs, traducción mía)


El dilema

No es tu culpa; la prensa, los candidatos, las empresas e intereses en el país (Chile en específico, pero puede ser cualquier lugar) trabajan para que tú, el votante, tiene poco de que preocuparte. Te vas al lugar de votación y, con suerte, solo tienes que elegir entre dos nombres. Esto es lo más fácil; lo más favorable.

Alguna vez te preguntaste ¿por qué siempre funciona así? Porque siempre son las mismas opciones (que sean personas o bloques políticos).

Me gustaría entrar la mente de un chileno (a veces dicho «shiiileeeeno») y ver qué es lo que sucede por allá al momento de votar. O en los meses anteriores de la elección. ¿Me acompañas?


Entra: Juanita Pérez

Créditos del imagen: Mommy Emotions Expression Vector, Vecteezy

Te presento la Sra. Juanita Pérez. Es la mamá de dos niños, casada. Trabaja 45 horas semanales en la oficina, y luego, después de un fantástico viaje de 90 minutos (a 90° C) en el Metro, por fin llega a su casa.

Su familia toma onces (una maravillosa tradición que poco a poco desaparece) y luego prende la televisión (por supuesto no tiene prendida la tele mientras comen y comparten; sería de malos modales). Y últimamente han salido muchas noticias acerca de la elección que viene el fin del año. Juanita no está segura de quienes son todos los candidatos, pero cree que hay, por lo menos, dos opciones; para proteger la identidad de los inocentes, los llamaré Bellier (La familia Bélier es una fantástica película) y Piñata.

Créditos del imagen: Pixabay, Ramdlon — https://pixabay.com/en/users/Ramdlon-710044/

Los nombres Bellier y Piñata suenan juntos casi todos los días, así que Juanita empieza juntar la idea de los dos en su mente. Después de unas semanas (como la Sra. Juanita no solo vive en una burbuja sino también tiene que trabajar fuera de casa, volver a casa y ayudar a criar a sus tres hijos, dos hijos y marido) Juanita ya tiene instalada en su atención no solo que Bellier y Piñata son candidatos (en el momento de escribir este artículo, solo Bellier se proclamó candidato; Piñata todavía no) sino que esos probablemente serán los únicos candidatos.

Una transición de ideas súper sublímenos y sutil, ¿no?

Créditos del imagen: Mommy Emotions Expression Vector, Vecteezy

(P.D. Juanita Pérez no quiere ni Bellier ni Piñata. Pero como son los únicos dos nombres en las noticias, y ella no tiene tiempo para averiguar quien más puede ser candidato, ella ya está preparándose para votar «el menor de los dos malos». Otro voto perdido.)


La falacia lógica

La prensa plantea en varias maneras, casual e intencional, que hay/serán solo dos posibilidades para ser presidente. Pero seguramente surgirán más, ¿cierto? Aquí viene la trampa que la maquina política: Menciona dos nombres hasta que crea que son todas las opciones disponibles. Ahora, si hay solo dos personas, o la elección pasa por segunda vuelta y solo quedan dos posibilidades, es otra cosa. Pero aquí hablo de la primera vuelta.

En Chile, en las elecciones presidenciales de 2013, había 9 candidatos distintos. Pero la gran mayoría de las noticias —y la gente en la vida diaria con quien tuve la oportunidad de conversar— hablaban si solo dos personas tuvieran posibilidades. Es una falacia lógica que las únicas dos posibilidades reales eran Bachelet y Matthei.

Para los que no recuerdan (o nunca supieron) eran estos tipos (y sus resultados en la primera vuelta):

1. Franco Parisi Fernández: 10,11 %

2. Marcel Claude Reyes: 2,81 %

3. Ricardo Israel Zipper: 0,57 %

4. Marco Enríquez-Ominami Gumucio: 10,98 %

5. Roxana Miranda Meneses: 1,24 %

6. Michelle Bachelet Jeria: 46,70 %

7. Evelyn Matthei Fornet: 25,03 %

8. Alfredo Sfeir Younis: 2,34 %

9. Tomás Jocelyn-Holt Letelier: 0,19 %

(Gracias, Wikipedia, por los datos)


Además, esta falacia lógica se convirtió en una forma de profecía autocumplida, porque ellas terminaron siendo las dos ganadoras (Bachelet, por supuesto, ganó).

En la elección anterior, nuestra heroína —Juanita Pérez— se identificaba con la n.° 5, Roxanda Miranda. Le gustó su manera directa y sin compromiso de hablar con la gente. Sin embargo, las encuestas —esas malditas estadísticas que no significan nada, que significan todo— no le daban mucha cuerda a la pobre Roxana. Según las encuestas, muy poca gente iba a votar por Roxana.

Créditos del imagen: Mommy Emotions Expression Vector, Vecteezy

Entonces Juanita, quien no quise votar por alguien que no pudo ganar, voto por Bachelet.

¿La ironía? La única manera en que pudiera haber ganado la Roxana Miranda era con el voto de Juanita, quien decidió a darle a alguien popular.

Es algo como el colegio: no voy a usar X estilo de ropa (que te gusta, por cierto) solo porque nadie usa eso.


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Recuérdeme cómo funciona ese asunto

Cada chileno que pudo votar podía elegir entre los nueve candidatos (omitimos por el momento que también tuvieron las opciones de no votar, votar nulo o votar en blanco; eso lo espero tocar en otro artículo). En Chile, quien recibe la mayor cantidad de votos gana (o por lo menos pasa a la segunda ronda, al contrario de algunos sistemas absurdos que todavía existen en el mundo que utilizan electores y casas electorales que indirectamente eligen al presidente…).

Una persona. Un candidato. Un voto.

Pero cuántas personas creyeron mentiras como, «Si vota por X es un voto gastado; todos saben que A o B ganará». O quizás «Si tiras tu voto en la basura votando por X, la opción B puede ganar, y eso sería terrible para el país. Entonces, para asegurar que B no gana, mejor votar por A».

Se puede especular o argumentar por qué la prensa, los políticos y los intereses involucrados actúan como si solo hubiera dos candidatos, cuando en realidad hay más. Pero, ¿por qué el votante actúa en forma igual?


‘Argumentum ad metum’ (Apelar al miedo)

Muchos de los argumentos anteriores, particularmente el último, son una forma de argumentum ad metum (Súper sexi frase en latín que, traducida en «Shiiileno» sería algo como, Sé que no te gusta A, pero si eliges X, Y o Z —que no tienen chance— ganará B, y cagamos todos. Así que deja tus preferencias a un lado y elige A, por el bien del país. El mal menor.

A veces me pregunto, «Si cada persona en Chile votara por lo que prefiera y no lo que creyera que ganará, ¿qué país tendríamos?» ¿Cuántas personas querrían votar, para dar un ejemplo, por Alfredo Sfeir, pero al considerar imposible que ganara, votaron por Bachelet o Matthei?

Ponemos la idea en otra forma: Al inicio de la temporada, si eres hincha de algún club de fútbol —en Chile, tomamos la Católica—, ¿cuántas hinchas de la Católica, al ver que la U de Chile y Colo Colo consiguieron más refuerzos, tirarían la toalla y apoyarían uno de los dos grandes equipos, porque «mi equipo parece no poder ganar»?

Respuesta: Ninguna. Idea absurda. Uno apoya a la Católica hasta el final porque es su preferencia. Su equipo.

Entonces, ¿por qué hacemos lo mismo con los candidatos en una elección?


El gran cacho

Las observaciones anteriores presumen algo muy fundamental, pero a la vez muy ausente en la cabezota del votante:

  • ¿Qué es lo que quieres en un candidato?
  • ¿Qué es lo que deseas para el país?

¿Alguna vez paraste el ruido y la máquina de la vida para pensar eso? No es necesariamente lo que tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo dicen. Y por cierto no es lo que las noticias dicen que quieres.

¿Qué. Es. Lo. Que. Tú. Quieres?

Será muy difícil elegir un candidato alineado con tus deseos si no sabes lo que son, ¿eh?


Vamos a dejar a la Juanita Pérez (y tal vez más de un lector) masticando esto. Toma tu tiempo. Quedan meses para las elecciones, y es el paso fundamental para avanzar. Cuando estés lista, seguimos explorando el tema en otros artículos. Hay más preguntas y líneas que explorar.

¿Cuáles?

Por ejemplo:

  • ¿Qué hacen esas persona detrás de la presidenta?
  • ¿Por (y Para) qué votar si el sistema no funciona o no creo en ella?
  • ¿Debe ser obligatorio o voluntario el voto?

Nos vemos en la otra.


Esto pretende ser una parte de un serie de artículos sobre las elecciones en general, con mención específico a Chile en este año electoral. Quizás te interesa también leer las otras misivas en el serie: